Los intrincados caminos del destino |
Desde muy pequeños nos acostumbraron a ver la vida como una esfera dividida en dos sendas opuestas, la suerte y el infortunio; lo que no nos enseñaron es a ver lo que nos conduce inevitablemente a alguna de las dos posibilidades. Por lo general existen dos tipos de destinos que se nos asigna, el primero es automáticamente heredado por nuestros ancestros: nuestros padres, abuelos, familiares o tutores que nos criaron desde un primer momento. Por otro lado, el segundo destino es el que nosotros mismos modificamos a cada paso, cada instante es clave para determinar el futuro.
De esta pequeña pero útil deducción podemos concluir que solo un 50% de nuestro destino esta librado a la suerte, mientras que el otro 50% depende directamente de nuestro obrar en la vida.
Si tenemos en nuestro poder esta importante fracción de resolución, es fundamental tener presente que la mitad de lo que somos hoy es consecuencia de la mitad de lo que fuimos ayer; y que por lo tanto es necesario detenerse por un momento en el tiempo y pensar en nuestra actualidad, ya que seguramente es la llave potencial de nuestro porvenir.
¿Como puedo cambiar mi destino sabiendo mi presente?
No es sencillo, pero para lograr un cambio en nuestra vida es de gran importancia tener en claro nuestras metas y propósitos, visualizar nuestros deseos y hallar caminos desde el presente. Puede parecer imposible, pero nada lo es mientras este a su alcance, "en la mitad en su poder".
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