abrazar a un árbol
Abrazar los árboles


Los árboles, son la representación más simbólica de la longevidad y la sabiduría de la naturaleza. A través de un árbol las personas pueden conectarse con su propio origen natural excluyendo por primera vez todos los principios culturales y sociales del entorno.


La magia de los árboles se basa en su aparente quietud eterna, su conexión directa con el cielo y con la tierra en toda su extensión. Los árboles parecen ser testigos silenciosos que observan el pasar de la vida desde un mismo lugar, contemplan la transformación de su entorno, el brillo del amanecer y hasta desafían al tiempo con su espíritu trascendental.

Abrazar un árbol es una de aquellas experiencias de las que un ser humano jamás se arrepentiría, es encontrarse con uno mismo, es hallar un cóctel de paz y energía altamente vital. Una sensación diferente como caminar descalzo por la tierra húmeda, revive el instinto biológico humano, reduce su superioridad ante los demás seres, reivindica su potencial dañino, despierta su real identidad.

Muchas personas que sufren ataques de pánico repentinos han abrazado árboles y su síntoma ha desaparecido permitiéndoles seguir con su vida cotidiana. Esta situación suele repetirse en otras personalidades depresivas, sumamente ansiosas e irritables, quitando cualquier nivel de estrés y desconsuelo.

¿A pensado alguna vez en plantar árboles?

Plantar un árbol representa dejar vestigios de nuestro propio ser en el mundo una vez que ya no lo habitemos. Todas las personas deberían plantar al menos un árbol en el trayecto de su vida, de esta manera contribuye a la sana conservación del planeta, dejar vida no siempre es concebir hijos en esta tierra.

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