bebe en brazos maternos
Bebé en edad normal de falta de control de esfínteres
Muchos padres son los que se lamentan a la hora de enterarse que sus hijos ya no son niños, pero que aún conservan características que los identifican como tal. ¿Por qué mi hijo se hace pis?, es una de las preguntas más frecuentes que muchas personas le realizan a los profesionales de la salud con un tono vergonzoso.

Los adultos dialogan con los chicos una y otra vez buscando una solución definitiva a este problema, pero al siguiente día vuelve a ocurrir el mismo episodio repetitivo que pone al descubierto la frustración e indignación de los padres; que los lleva a pensar que la culpa es de ellos y que algo hicieron mal a la hora de la crianza.

Todas estas suposiciones no son correctas ya que la respuesta más certera a este interrogante es que el niño se ve afectado por una enfermedad conocida como enuresis. Este trastorno consiste en la falta de control de los esfínteres de forma involuntaria, de tal forma que ni el mismo chico encuentra una explicación y eso le genera dolor y culpa.

Se conoce que la edad promedio normal y aceptable a esta situación es entre los 5 y los 6 años. Aunque también se puede llegar a retrasar en etapas donde el niño se ve atravesando momentos tales como la llegada de un hermanito, divorcios, problemas familiares de todo tipo, mudanzas, cambio de escuela, etc.

La enuresis se suele clasificar de varias formas:

- Enuresis diurna: se manifiesta durante el día en cualquier momento.
- Enuresis Nocturna: Se manifiestan durante la noche, generalmente mientras duerme.
- Enuresis Primaria: El niño nunca aprendió o logro controlar los esfínteres de manera voluntaria.
- Enuresis secundaria: Consiste en que el niño había logrado controlar el pis por un tiempo determinado, pero no definitivo, ya que comienza a presentar problemas en la micción nuevamente.

Vale aclarar que es posible que se presenten de forma conjunta la enuresis diurna y nocturna.

Existen incontables factores que pueden llegar a estar influyendo en este tipo de comportamientos; Los mismos pueden ser tanto psicológicos, físicos, neurológicos y hasta urológicos. Es por eso que la mejor y la más recomendable forma de abordar este tipo de situaciones es la de recurrir a un especialista sin pensar en las consecuencias.

Son los médicos los únicos capaces de diagnosticar cual es el verdadero problema que está atravesando el niño, así como también de buscar una solución lógica y eficaz para el tratamiento; logrando así, la tranquilidad que los padres e hijos necesitan.

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