Cuando hablamos de dolor, podemos referirnos a un concepto subjetivo y espiritual, tal como el dolor del alma o aquel que sentimos en el cuerpo y reaccionamos a él mediante estímulo nervioso. Esta vez vamos a concentrarnos en las vías del dolor somático y visceral. ¿Por que sentimos dolor?
Nadie está exento de experimentar dolor en algún momento de su vida, La mayoría de las personas vivimos el dolor como una experiencia traumática y desagradable, pero no todos sabemos que en verdad el dolor nos protege día a día y evita que corramos riesgos mayores.
Naturaleza del dolor
El dolor se origina como respuesta a un daño celular que pudo haber sido generado por diferentes medios. Si nos quemamos por ejemplo, el estímulo va a ser térmico; mientras que si nos golpeamos puede generarse una respuesta nerviosa ante un estímulo de tipo mecánico.
El dolor es procesado por el cerebro e interpretado como una señal sensorial. Las células del tejido afectado continúan produciendo sustancias que activan los receptores químicos que transmiten el dolor. Entre las sustancias producidas por las células dañadas se encuentran, la bradiquinina, e importantes vasodilatadores como la histamina.
La sensación dolorosa tiene como objetivo alertarnos de que algo no va del todo bien, uno o varios tejidos están sufriendo daño o estrés celular y debemos cambiar esa conducta para que no continúe sucediendo.
Dolor somático y dolor visceral
Existen dos tipos de dolores corporales, el primero es el dolor somático y el segundo corresponde al dolor visceral.
El dolor de tipo somático posee la particularidad de poder ser identificado con claridad por la persona que lo sufre. El paciente señala con precisión la zona originaria del dolor, y al palparla el estímulo aumenta (dolor agudo). El dolor somático en cambio es bastante difuso y no se logra identificar con certeza su origen, de hecho este tipo de estímulo puede ser irradiado desde un órgano particular y proyectarse en otra parte del cuerpo (dolor referido).
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