Muchas veces nos hemos preguntado exactamente si somos buenas o malas personas, aunque quizás la respuesta correcta no la tengamos nosotros sino que para llegar a ella atendemos a la opinión de los demás.

Las actitudes demarcan definitivamente el carácter individual, sin embargo la personalidad se encuentra definida por una enorme cantidad de variables que resultan difíciles de predecir.

Cuando nos decidimos a hablar del mal, nos referimos a menudo a actitudes negativas, mientras que cuando nos disponemos a hablar del bien hacemos énfasis en lo positivo y en lo formidable. No obstante, existen cuantiosas formas de practicar consciente e inconscientemente tanto el bien como el mal. Una de las expresiones mas comunes del mal, son la violencia en sus diversas formas.

Cuando hablamos de violencia, no referimos únicamente a golpes patadas y puñetazos, sino que se puede catalogar como violencia física, verbal, psicológica etc.

Las siguientes situaciones son violentas: lenguaje grosero o mal hablado, peleas, maltrato, abuso de poder, reacciones irascibles, violación sexual del derecho y la voluntad, etc..

En definitiva todo lo que logre alterar el normal funcionamiento de las cosas, atinando a la destrucción, a la inseguridad, al desconcierto, a la hostigación y a herir los principio básicos y fundamentales de los valores éticos y morales , es violencia.

Como describimos anteriormente, un mundo lleno de violencia se volvería realmente un caos, aunque desde siempre existe un "suavizante" que hace que todas las cosas parezcan mucho más admisibles y maravillosas, este es el componente del amor.

Pero el amor va a seguir existiendo por suerte y también la violencia, por eso se genera un perfecto equilibrio entre el bien y el mal, ahora bien, creo que preferimos un mundo imperfecto donde no exista la violencia. Al rincón a pensar...

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