El abuelo y las palomas

Una mañana de invierno, muy cerca de las 8:00 am, decenas de palomas se reunían en la esquina de la cuadra. Nadie entendía el por que de tal hecho, ¿acaso se estarán manifestando? ¿Que esperarán con tanto clamor?

Desde la otra esquina cruzaba un abuelo con una voluminosa bolsa de migajas de pan, él caminaba lento, pero iba a su encuentro con una multitud de aves que lo esperaban con ansiedad.

Ni bien cruzo la calle, las palomas lo vieron y no dudaron en ir hacia él, lo rodearon y lo escoltaron hasta la mitad de la vereda. El abuelo se puso feliz, lo estaban esperando una vez más, y el recibimiento fue hermoso.

El anciano abrió su bolsa y con ello dejó al desnudo su corazón. Las palomas que estaban allí comenzaron a comer y unas cuantas otras bajaron del cielo para ir al encuentro de semejante agasajo.

Los abuelos alimentan palomas

Todos hemos visto esta escena alguna vez, y nos habremos dicho ¿Pero, por qué?, ¿Por qué lo hacen?. Pues para poder entender este fenómeno, solo basta con dar vuelta la frase, y así solo se lee "las palomas que alimentan abuelos".

La vejez es mucho más compleja de lo que alguna vez creímos. No es fácil ser anciano, no es fácil ver como te desacreditan o intentan incapacitarte, en aquello que hiciste toda tu vida e incluso más que los demás. La gente tiende a ignorar a las personas mayores, las aparta sin muchas veces darse cuenta de ello.

Los abuelos pueden vivir como extranjeros en su propia casa, en un ecosistema moderno al que ya no entienden por completo, pero que nadie se detiene a explicarles, y a comprenderlos en su asombro de ver un mundo que no se condice con el de su juventud.

Se les ha escapado de las manos el poder de obrar y de ser creíbles, el de sentirse reconocidos. Ahora se sienten menos hábiles, mas alejados.

Las palomas les dan a los ancianos, aquello que no consiguen de la sociedad, les dan atención y reconocimiento. Las aves alimentan el corazón de los abuelos, tanto como ellos las alimentan a ellas, es un juego recíproco, en donde todos ganan.

Pues si vuelves a ver esta escena alguna vez, habrás aprendido que con tan solo abrazar y saludar a vuestros abuelos y por que no a aquellos otros que quizás no conozcamos, te habéis convertido en esa paloma que tanto ves por allí.

Ata insight.org

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